Con las altas temperaturas del verano, los vehículos son más propensos a experimentar fallos. Esto se debe principalmente al hecho de que funcionan en condiciones desfavorables, lo cual afecta, entre otros componentes, al sistema de enfriamiento.
Por eso, no está de más prestar especial atención a ciertas partes del automóvil que están más expuestas al calor y que podrían causar un inconveniente no deseado durante las vacaciones.
Lo primero que debemos controlar antes de emprender nuestro viaje es el nivel de los líquidos, los cuales deben mantenerse en su nivel correcto. En particular, debemos estar atentos al líquido de enfriamiento, ya que es fundamental para evitar el sobrecalentamiento del motor y su consiguiente deterioro.
Es crucial realizar estas tareas de mantenimiento siempre con el motor en frío para evitar accidentes graves por quemaduras. Además, después de llevar a cabo la revisión, debemos asegurarnos de cerrar correctamente los tapones correspondientes para evitar que el líquido se evapore nuevamente.
Asimismo, sería conveniente verificar y rellenar, si es necesario, otros niveles, como el del líquido limpiaparabrisas, que también puede evaporarse, así como el nivel del aceite especial utilizado en los sistemas hidráulicos de dirección y frenos. No olvidemos tener cuidado con la batería.
Cuidado con la batería:
A continuación, debemos prestar especial atención a la batería, la cual cumple la función de acumular energía para suministrar electricidad a varios dispositivos del vehículo. La batería es especialmente sensible a las temperaturas extremas, tanto altas como bajas, y puede llegar a quedar inutilizable debido a esto.
El estado de carga y la antigüedad de la batería son factores muy importantes para resistir un verano muy caluroso. En caso de duda, es recomendable reemplazarla para evitar el riesgo de sufrir una avería inoportuna durante los viajes veraniegos. En el caso de las baterías que requieren mantenimiento, también debemos verificar el nivel de agua destilada en su interior, ya que también puede evaporarse con el tiempo, especialmente en verano.
Cuidado con los neumáticos:
Otro fluido de suma importancia que debemos revisar antes de salir a la carretera es el aire de los neumáticos. La presión necesaria para mantenerlos correctamente inflados se va perdiendo gradualmente a través de los poros de la goma o de la válvula, por lo que debemos asegurarnos de restablecerla para conservar la estabilidad y seguridad óptimas durante la conducción del vehículo.
Esta tarea también debe realizarse en frío, sin haber recorrido más de tres kilómetros a baja velocidad, y respetando los valores indicados por el fabricante del vehículo.
Cuidado con el Aire acondicionado:
Finalmente, el sistema de aire acondicionado también requiere atención especial durante el verano. El refrigerante puede perderse gradualmente debido a pequeñas fugas en el circuito, y si disminuye su cantidad, el aire acondicionado no funcionará correctamente, lo que puede resultar incómodo e inseguro para el conductor y los ocupantes durante los largos viajes estivales. Además, no conviene exigir al sistema que mantenga temperaturas excesivamente bajas en el habitáculo, ya que esto obligará al motor a realizar un esfuerzo adicional y aumentará significativamente el consumo de combustible. Por lo general, establecer una temperatura de entre siete y diez grados por debajo de la temperatura ambiente suele ser suficiente en la mayoría de los casos para viajar sin sufrir el calor.
Si notamos una disminución en el rendimiento del sistema de aire acondicionado, esto podría ser un indicio de que necesita recargarse en un taller especializado, donde también revisarán todo el sistema para que vuelva a funcionar correctamente.